A balazo limpio: Susana Martín Gijón responde a nuestro cuestionario.
- ¿Qué tiene la novela negra para haber llegado hasta el favoritismo de los lectores?
Son muchos los ingredientes. Intriga, crítica social, reto intelectual… pero yo soy una apasionada del género, qué voy a decir.
- ¿No correremos el riesgo de saturarnos todos y agotar el género?
No lo creo. Aunque ahora se apueste más por la novela negra dentro del mercado literario, el resto de géneros siguen ahí. Cada cual elige lo que más le place.
- ¿Usted se sintió desde siempre atraída por este género?
Lo cierto es que sí. Mi abuela era una gran lectora de novela criminal y desde muy pequeña elegía junto a mi madre los nuevos títulos que le regalaríamos, y que, claro, luego leía yo también.
- Ahora que han pasado algunas décadas de expansión, ¿se atrevería a valorar la evolución que ha tenido el género en España?
Creo que se ha enriquecido mucho. Hay más diversidad, y mientras que antes era relativamente complicado encontrar un protagonista que saliera del canon establecido, hoy una se topa con inspectoras transexuales, detectives que se mueven entre la ficción y la realidad o agentes que resuelven casos a través de las redes sociales. También los temas se han ampliado, ajustándose a la realidad cambiante.
- Elija a un personaje y a un autor del género a quienes les hubiese gustado conocer.
Quizá no es del género en sentido estricto, pero me encantaría pasar un rato con Stephanie Plum, la divertidísima cazarrecompensas creada por Janet Evanovich. Siempre que no me pusiera en peligro al estar junto a ella, cosa que se le da realmente bien.
- ¿Y qué le ha traído a participar en estas jornadas, qué espera de Cartagena Negra?
Son unos cuantos ya los festivales y congresos de novela negra que llevo a las espaldas, pero aún no había tenido la ocasión de formar parte del elenco de Cartagena Negra. Es un festival cada vez más consolidado y con un programa muy atractivo, además de una oportunidad perfecta para reencontrarse con colegas y conocer a nuevos autores y lectores. Vamos, ¡que estoy deseando ir!
- ¿Cuáles son sus armas y métodos preferidos a la hora de matar?
Cualquiera que mate bien. A estas alturas ya he perpetrado crímenes con armas de fuego, veneno, flechas, una daga romana, un buen pedrusco, el clásico atizador o incluso una potera. ¡Pero no me canso!
- Ahora una complicada: elija algún personaje real para quitar de en medio y justifique el crimen, claro.
Sí que es complicada. La verdad es que en la vida real no mato ni a una mosca. Lo confieso: tengo más de yoguini pacifista que de femme fatale.
- ¿Cómo podemos valorar el papel de la mujer en la novela negra actual?
Creo que en positivo, sin grandes alardes. Tanto al nivel de protagonistas de las tramas como al de las autoras, poco a poco vamos siendo más visibles. Aunque me temo que todavía queda camino hasta que crítica y jurados nos tomen tan en serio como a los hombres.
- Su saga se llama Más que cuerpos, ¿a qué se debe el título?
Es el de la primera de las novelas de la serie, donde hay un abanico de personajes femeninos de muy diverso perfil, incluidas cuatro amigas que se han visto atrapadas en una red de tráfico y trata con fines de explotación sexual. El mensaje es claro: son (somos) mucho más que cuerpos.
- ¿El mundo del vino puede llegar a ser peligroso como para albergar crímenes?
Sin duda. En Vino y pólvora lo vemos desde diferentes ángulos: tanto el más elitista y glamuroso como el más precario, el de los temporeros sin derechos que se encargan de la vendimia. Annika tendrá que sumergirse en esos mundos para desentrañar el caso.
- ¿Cuál es su siguiente proyecto, volvemos a ver a Annika Kaunda?
Volveremos a verla, sí. Hay muchos interrogantes sobre su pasado y sobre cómo va a afrontar el vuelco final de Vino y pólvora. Los lectores de la saga no me perdonarían que me olvidara de ella (ni mi editorial, creo).
- Ofrézcale algún consejo al lector de novela negra.
Que no se deje llevar por los desembarcos que hacen las grandes casas editoriales. Hay mucha editora modesta publicando literatura de muy buena calidad. Justo acabo de terminar una novela de un escritor español que ha sido retirada del mercado -por pocas ventas, entiendo- y a mí me ha parecido absolutamente deliciosa, de lo mejor que he leído en mucho tiempo. Al igual que hace el detective de turno en los bajos fondos para desentrañar el misterio, escarbar entre todo lo que se publica nos puede deparar grandes finales.